Tenues Hilos es un libro que tendrá problemas de categorización. Las editoriales lo han anticipado: no encaja en las categorías a las que han acostumbrado al público. Esto, que es un problema para la editorial y para la librería, no lo será en absoluto para el lector, quien se encontrará con una obra novedosa tanto en formato como en contenido. Es autobiográfico, porque aborda el relato del proceso de transformación de un ser humano que va tejiendo la singularidad de su identidad con la circunstancia que le rodea. Hasta allí lo previsible. Lo novedoso se aloja en la particular mirada con que la autora se significa a sí misma y a esa circunstancia, y en como la articula con el desarrollo de su ideología.
Consciente de lo insostenible de un paradigma que insiste en dominar las mentes de las personas, ofreciéndoles un dudoso confort como compensación a su creciente infelicidad, la protagonista va des-cubriendo y proponiendo un modelo basado en el concepto de amabilidad. Un concepto serio, alejado de la magia y de la manipulación de lo ilusorio. Nos advierte que si no transformamos este universo que hemos creado, poblado de ganadores y perdedores, de conquistas y conquistados y de victorias tan fugaces como insostenibles, en otro que privilegie la felicidad de ser y de cooperar, estamos perdidos. Es decir, acepta la presencia de la infelicidad como algo inevitable pero no se rinde al modelo de compensación a través del tener, ni cae en un nihilismo cínico, sino que propicia una propuesta que alienta a incrementar nuestra conciencia de ser, aceptando también que no se puede ser sin ser con otros: porque tal es nuestra naturaleza. Desde esa mirada, propone una economía amable al servicio del ser humano, la que no debe ser discutida en su posibilidad porque, de hecho, es imprescindible. La alternativa es simple: si no la logramos, pereceremos.
Por otra parte, la autora propone desarrollar la capacidad de pausa como comportamiento contracultural, con la idea de que la aceleración de lo cotidiano no nos someta a un vacío de sentido. Para lograrlo, sugiere que nos ocupemos de descubrir la presencia de lo poético en lo cotidiano… aunque lo logremos sólo por momentos ¿Idealizaciones? No me parece. ¡¡Pragmatismo!! ¡puro pragmatismo! La ausencia de pausa, la carrera desbocada por alcanzar lo que no hace sentido, la sordera emocional a lo que el alma insiste en reclamarnos, la falta de poética y por tanto la presencia abrumadora del temor, nos han llevado a que enfermedades como la depresión y el más moderno burn out, tengan el dudoso privilegio de proyectarse, en pocos años, como las endemias más difundidas del planeta ¿Qué esperamos? ¿Qué queremos? ¿Más pastillas para solucionar los problemas del paradigma dentro del mismo paradigma que los genera? Es un absurdo total ¡Ahí se hallan las verdaderas idealizaciones! Precisamente en el supuesto pragmatismo de personas que no alcanzan a darse cuenta que viven en una ilusión insostenible que nos terminará devorando.
Lo extra-ordinario de “Tenues Hilos” es que en él Silvia no nos cuenta una teoría separada del sujeto que la enuncia, sino que habla desde un nuevo marco de significación donde el sujeto es parte de esa teoría y la desarrolla mientras experimenta su propia vida ligada al devenir de lo que le toca vivir. En definitiva, su vida se manifiesta en este libro, sus ideas lúcidas se expresan entramadas en esa vida, tan real y tan ficticia como lo es toda vida humana, y los relatos de los devenires de otras vidas ―de los que da cuenta mientras urde su tela― serán fuente de belleza y de inspiración para quienes se aventuren en la lectura.
Jorge O. Hambra