¡Feliz año nuevo chino! Acaba de comenzar el año de la Rata de metal, que inicia un nuevo ciclo en el calendario chino, que está organizado en 12 años lunares, cada uno de los cuales está representado por un animal, el primero de los cuales es la rata, y este año también en el calendario gregoriano se inicia un nuevo ciclo. Así que hay una coincidencia que abraza a todo el planeta con estos dos calendarios, arraigados en culturas diferentes, y tan de referencia hoy en día para distintas cuestiones, y esto trae oportunidad de cambios sistémicos en todo el planeta, que es algo que estamos necesitando: cambios profundos en buena dirección. Personalmente, lo que me gusta de la Rata es que trae cosecha y bonanza para aquellos que estuvieron cultivando en buena dirección ¡Van mi mejores deseos para quienes estuvieron en eso!
El tema que estoy abordando es el poder con otros, que aquí estoy articulando con una “perlita” que en su momento capturé en una jornada organizada por el foro ecuménico en la Universidad Nacional de Buenos Aires, en torno a la ética en las finanzas. Oportunidad en la que un erudito abogó por un nuevo rol de las empresas, lo que no es suficiente para navegar las complejidades que enfrentamos. En cambio, en nuestra sociedad actual, hay una fuerte necesidad de aprender a generar beneficios sinergéticos inclusivos. Lo cual, de algún modo, es aprender a conjugar en “y”, más que en “o “que es lo más común en los comportamientos arraigados en las creencias de escasez que subyace a la economía de la corriente principal.
Es necesario aprender a conjugar aprovechar complementaciones virtuosas, con modalidades que propicien una potenciación de recursos, cuyos beneficios excedan a quienes están directamente involucrados y como consecuencia natural de esas modalidades. Un buen ejemplo es la sinergia que se genera en un grupo de trabajo bien organizado, donde no sólo se complementan habilidades, conocimientos y energías en torno a un propósito compartido, donde la experiencia misma de interactuar genera satisfacciones, aprendizajes que nutren el desarrollo personal y profesional, además de buenos resultados. Pero si el propósito que reúne a ese grupo además beneficia a otros que no interactúan directamente en ese grupo, que en un sentido amplio sería el conjunto social, se está generando sinergia inclusiva: una irradiación de beneficios.
Una buena metáfora es la de una piedra que al caer en un estanque de agua, genera círculos concéntricos que se amplían y expanden, hasta tocar las orillas. Las ondas son irradiantes y llegan lejos, por lo menos hasta las orillas. En el caso de la sociedad, o la comunidad humana, esas orillas son tanto más extensas que las ondas de un estanque: somos parte de un inmensa trama que abarca el planeta y más allá, y muchas generaciones. A continuación el extracto del capítulo 4 del libro “Futurables, sociedad creativa, economía amable” que da origen este artículo y al video cuyo acceso está incluido aquí.
“Un erudito tomó la palabra después de la monja. Luego de mencionar que ya habían transcurrido nueve años desde WorldCom y Enron habló de la seguidilla que eclosionó en la primera década del nuevo Milenio.
―La crisis financiera ha costado más de lo que costó el plan Marshall. Siempre pagan los que no deberían, dijo e invitó a un mea culpa de todos.
Anoté y subrayé: ¿Mea culpa?¿Qué! ¡No!
El erudito abogó por un nuevo rol de la empresa:
―Quien tiene el poder, tiene la responsabilidad. El 50% de la economía mundial está en las empresas.
Anoté mi parecer: Cuesta imaginarlo, pero es bastante más que un nuevo rol de las empresas.
Es necesario promover nuevas formas de producir y distribuir bienes y servicios.
El poder no es acaparable en torres aisladas. La historia humana es elocuente al respecto. La empresa, tal como se conoce en la economía globalizada, fue tomando forma en los últimos siglos. Quizá tengamos que repensarlas en profundidad para que nos sirvan, en vez de servir a sus altos ejecutivos, a sus accionistas mayoritarios y a los agentes vinculados a ellos: una elite, cada vez más pequeña. Abrazar ese desafío sería, sin duda, un proyecto social de relevancia. Evitará males mayores, como los de la post-miseria, y en cambio dará lugar a beneficios sinergéticos, autoecoamables.”
Nota: al final del video “Beneficios sinergéticos inclusivos” van a encontrar una propuesta de ejercicios para fortalecer el desarrollo de la autoecoamabilidad, específicamente la capacidad de alegrarnos con la alegría de otros. Una capacidad inspiradora y sana para bienvivir la vida ¡Que la disfruten!