El diseño lo cambia todo. El caso del Grameen muestra que por esa vía es posible generar sistemas autosustentados propiciando una espiral virtuosa: una espiral inclusiva en autoecodesarrollo persona-sociedad-planeta-cosmos.
Este artículo es el tercero de una serie. Se recomienda su lectura si el tema es de interés prioritario:
Primero: innovación sociocultural que impulsa autoecodesarrollo
Segundo: El valor de la interperspectiva
Aquí se aborda el diseño Grameen de segunda generación, que posee una renovada capacidad para responder a la necesidad y circunstancias de los prestatarios, junto con una mayor simplicidad en la autogestión y una renovación del rol del grupo como factor de apoyo. En síntesis, se reformuló la operatoria organizándola en tres tipos de préstamo:
- Básico para financiar la actividad productiva
- Destinado a la vivienda
- Para financiar la educación superior
El préstamo básico es flexible. Tanto el plazo como las cuotas se adaptan a las necesidades de la actividad del prestatario. Además, hay una recalificación automática: en cada nuevo ciclo de préstamo el prestatario conoce de antemano las posibilidades de ir aumentando el importe de la facilidad y puede planificar su aplicación. Es decir, las dificultades que pudiera enfrentar un prestatario son reconocidas como una posibilidad natural y se diferencia, claramente, el incumplimiento involuntario del voluntario. También hay “puerta de salida”: si el prestatario fuera a tener algún inconveniente puede renegociar el plazo y las cuotas adecuándolos a la nueva situación. Puede hacerlo todas las veces que sea necesario y cada vez por un importe menor. Finalmente, la recalificación automática vuelve a entrar en juego una vez cancelado el préstamo de salida. En la práctica es una vuelta a comenzar.
Ya no hay fondo de garantía grupal. Sin embargo, se mantiene una retención del 5% sobre cada préstamo colocado, que tiene dos destinos: una cuenta de ahorro de libre disponibilidad y una cuenta de ahorro especial, de la cual, salvo circunstancias extremas, no pueden realizarse extracciones en los primeros 3 años, y además se requiere el mantenimiento de un importe mínimo. Asimismo, una parte será destinada a la adquisición de acciones del banco. Es decir, los prestatarios participan en la propiedad del banco. Por último, cuando los préstamos superan cierto monto conllevan una cuota de aporte jubilatorio mensual, lo que constituye una importante fuente de auto-financiamiento para el banco.
Autoecodesarrollo en espiral inclusiva:
Conocer al cliente es inherente al crédito. En todo banco, el vínculo prestamista-prestatario reposa en la confianza, aunque ese aspecto ha ido degradándose en el sistema tradicional.
El Grameen, al igual que todos los bancos de capital privado, cuida la rentabilidad, pero ha sido concebido específicamente para la promoción social: sus prestatarios están, inicialmente, bajo el umbral de la pobreza y acceden al crédito para superarlo. Se orienta a generar beneficios, mediante servicios que mejoran la vida de sus prestatarios, concentrándose en atraer a los menos solventes y con mayor ambición por cambiar sus circunstancias. El foco es la persona, su grupo familiar y su grupo de prestatarios.
Los agentes del banco tienen que consagrar mucho tiempo a las personas, operan en el terreno y con sus clientes. Reuniones y visitas semanales y mensuales permiten verificar regularmente la salud financiera de sus prestatarios y que el beneficio incluya a toda la familia. No se establece ningún compromiso jurídico entre banco y prestatario, por lo tanto no se acude a la Justicia para recuperar ningún préstamo. De ésta manera se logra un tasa de recupero de préstamos superior al promedio del sistema bancario.
La mayor parte del paquete accionario del Grameen es de los prestatarios. En ese sentido, se parece a una mutual, pero es abierto: la solidaridad se mantiene cerca del propósito y opera a la manera de una espiral inclusiva. Prestatarios-grupos-banco interactúan en una dinámica autoreforzante, edificando propósitos y valores compartidos, y viabilizando un mejor vivir-convivir en la red de comunidades que interactúa a su abrigo.
Todo el conjunto apoya la mejora de las condiciones de vida del prestatario y su familia, en el corto-largo plazo. Las personas logran escapar a un círculo vicioso y acceden a un sistema que gana sustentabilidad, ampliando paulatinamente su alcance y dimensiones. Es destacable la valorización de habilidades y recursos existentes, en un proceso de activación del potencial de las personas y de su comunidad, saneando el tejido social y creando capital social en pos de una mejor vida.
Una espiral de autoecodesarrollo impulsa la actividad autónoma, genera empleo y no pesa en el erario público: está centrada en la gente.
Tomando como referencia el año 2009, cuando había más de 8.000.000 prestatarios y más de 12.000 empleados, es claramente prestatario y empleo intensiva. La experiencia ha inspirado muchas otras en todo el planeta y el microcrédito ahora ocupa un lugar propio en el espectro de posibilidades que sirven al desarrollo humano: el microcrédito adquirió una entidad tal que ahora escribe su propia historia. Con respecto a sus aprendizajes, Muhammad Yunus comparte: “Grameen me enseñó dos cosas: primero, que los conocimientos que tenemos sobre los individuos y las interacciones que existen entre ellos son todavía imperfectos, luego, que cada individuo es importante. Toda persona posee un enorme potencial y puede influir en la vida de los otros en comunidades y naciones a lo largo de su vida, y también más allá”.
¿Imaginan lo mucho que puede cambiar nuestra cotidianeidad si nos disponemos a desarrollar ese potencial? Siempre en autoecoamabilidad.
Del libro FUTURABLES sociedad creativa, economía amable – Capítulo 8