En el prólogo, José Luis Roces escribe:
Es un libro atractivo, interesante, sobre un tema que se puede plantear abstracto y de difícil lectura.
Silvia Zweifel, usa un lenguaje narrativo para abordar temas de la complejidad. Historias, relatos, crónicas, entrevistas de lo cotidiano con reflexiones profundas. Un gran mérito encontrar la complejidad en lo cotidiano. Un desafío superado por la capacidad descriptiva y de análisis, que evita hacer simple lo complejo. Pero no tan complejo que no sea entendible. Es un “puente” entre lo real y lo abstracto.
Desde el inicio, adopta una postura crítica sobre muchos aspectos de la sociedad actual. Como economista, no es complaciente: propone repensar la economía. Tiene una propuesta, la denomina economía amable. En ella confluye su pensar sistémico, y su sentir humano. Es una respuesta a la distancia creciente entre la economía financiera y la real.
Propone una sociedad creativa, donde las organizaciones promuevan la capacidad de reflexión, imaginación y transformación, en base al diálogo y al respeto. Como es de imaginar, el cambio social que propone, debe articularse en una acción educativa que tiene que orientarse a desarrollar una evolución de la consciencia de los actores sociales, y en especial de aquellos, que desde el poder, toman decisiones trascendentes.
“Hay un bucle educación-economía/persona-sociedad por articular para orientarnos hacia un horizonte promisorio, en donde prime la generación de valor social genuino, y pueda florecer el poder creativo de las personas y su autoecoética”. En esa evolución, Silvia describe algo singular: la configuración de una época de postriqueza:
“La postriqueza está configurándose. La forma que adopte, tiene mucho que ver con las formas con las que elijamos continuar: Puede que la postriqueza sea la miseria más paupérrima para la humanidad entera, o puede que sea de abundancia. Abundancia, en este caso, no se refiere a cantidad, sino a la calidad de vida que emerge de una sinergia positiva entre persona y sociedad, entre sociedad y naturaleza. Quizá aún estemos a tiempo de elegir la alternativa más amable y vital”. Una descripción provocadora, que nos pone a prueba en nuestra intelectualidad pero mucho más aún en la necesaria aparición de una ética de la complejidad, que nos exige cada vez más la consciencia que nuestra libertad individual debe incluir al otro, como legítimo otro (nuestros semejantes y el ambiente), como base para poder lograr ese horizonte más “amable”.
Pasar de los “futurables” de Silvia a algún “futurible” (futuro posible) es la utopía que nos mantiene activos y dinámicos a muchos de los que nos sentimos “incómodos” con el convivir de esta sociedad planetaria, global. Este libro es un aporte a encontrar caminos desde nuestra cotidianeidad.
José Luis Roces